Historia del Aprendizaje-Servicio
El movimiento del aprendizaje-servicio y sus conceptos esenciales no son nuevos en un sentido histórico. El concepto tiene en los Estados Unidos antecedentes que incluyen los programas de extensión universitaria de 1860, el pragmatismo filosófico de John Dewey de las primeras décadas del siglo 20, y las inciativas de organización basadas en los campus y comunidades del movimiento de 1960 en favor de los derechos civiles.
El término aprendizaje-servicio (service-learning) apareció por primera vez en el trabajo de Sigmon y William Ramsey en el Southern Regional Education Board en 1967 (Giles and Eyler, 1994). En estas publicaciones se interpreta el aprendizaje-servicio como la realización de tareas que reunen auténticas necesidades humanas con la intención de crecimiento educativo .
En 1969 la Oficina de Oportunidades Económicas estableció el Programa Nacional de Voluntariado Estudiantil, que poco después se convirtió en el Centro Nacional de Aprendizaje Servicio.
El movimiento de aprendizaje servicio de los años 60 y 70 no desapareció a pesar de las dificultades que hubo de enfrentar. Estas dificultades estuvieron asociadas principalmente a que estos programas no estaban integrados a la misión y objetivos de las escuelas en que estaban siendo operados. Otro problema es que las actividades derivaron en situaciones de paternalismo, de relaciones inequitativas entre las partes involucradas y una tendencia a enfocar solamente la caridad más que apoyar a otros a enfrentar sus propias necesidades.
En 1985 el servicio comunitario de los estudiantes tomó nuevo impulso. La Comisión de Educación de los Estados fundó el Campus Compact, un proyecto para apoyar el servicio público comunitario.
De 1983 a 1989 consultores entrenados por NSEE (National Society for Experiential Education) trabajaron con más de 500 colegios y universidades para desarrollar una educación experiencial sólida. Las consultas se basaron en la premisa de que el aprendizaje servicio debe estar firmemente anclado en la misión de la institución, invlucrar a los profesores, estar integrado en la currícula y estar avalado por teorías y prácticas pedagógicas.
Hasta antes de las iniciativas de reforma educativa y servicio público de los años 80, los esfuerzos del aprendizaje servicio era un pequeño grupo dentro de la educación superior. Si embargo, co el impulso que otorgado a las pedagogías de aprendizaje activo por las reformas edeucativas y al voluntariado por las iniciativas de servicio público, empezó a crecer un interés por el aprendizaje servicio en los niveles de secundaria y postsecundaria.