Marzo 2005
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La autogestión del aprendizaje en ambientes educativos centrados en el alumno

Por José Juan Góngora.

Introducción

El aprendizaje como la enseñanza son dos componentes importantes de la educación formal. Tradicionalmente, el papel fuerte en la educación lo ha llevado la enseñanza, donde el profesor es quien construye y desarrolla la instrucción del conocimiento de manera tal que se potencie su transferencia. Esta aproximación a la enseñanza, mas no al aprendizaje, implica que el conocimiento esta separado de la mente humana y por lo tanto se transfiere al estudiante mediante un ambiente educativo centrado en el profesor; quien funciona como experto en el área de conocimiento, portador de un contenido cognitivo, mientras el estudiante toma el papel del receptor, generalmente pasivo, de lo que el profesor quiere o desea transmitir con base en algún programa curricular.

Por otro lado, el aprendizaje tiene al estudiante como principal protagonista. Quien, más que receptor inactivo de un contenido, es un actor orgánico. Es decir, el conocimiento como materia prima de la educación, no es transferido sino provocado en el estudiante de tal manera que se logren cambios individuales en la experiencia de cada persona. Cambios que van desde los aprendizajes cognitivos hasta los emocionales y psicomotores. De aquí que, en ambientes donde el aprendizaje es esencial, la educación se vuelva más centrada en el estudiante y menos dependiente del profesor, quien a la larga pasa de ser el dueño de la instrucción a ser un facilitador de las experiencias de aprendizaje. O lo que es lo mismo, el alumno deja de ser el receptor, generalmente pasivo, de lo que el profesor quiere o desea transmitirle, para convertirse en el gestor de sus aprendizajes. Y aunque aparente un rompimiento de la relación alumno-profesor o enseñanza-aprendizaje, en realidad, semeja un paradigma diferente de la educación; donde se corre el centro de la actividad educativa de la instrucción a las experiencias de aprendizaje. Y es que el papel tradicional del profesor pasa de simple transmisor a administrador de experiencias de aprendizaje para la consecución de objetivos enmarcados en un contexto de colaboración, de relevancia, de auto-dirección, de mejora continua, de uso de tecnologías recientes y de formación integral (Martín, 2002).

En el caso del Tecnológico de Monterrey, el modelo educativo implica un novedoso concepto de educación y de su puesta en práctica, además de una forma diferente de acercase a la ciencia por parte de los alumnos, lo cual plantea nuevos retos para los profesores y para los estudiantes (Martín, 2002). Es decir que, tanto para unos como para los otros,

  1. la educación ya no puede entenderse como tradicionalmente se venía entendiendo.
  2. las técnicas didácticas necesarias requieren de habilidades que van más allá del simple conocimiento del contenido de la materia en cuestión y de la exposición de los mismos.
  3. el docente requiere de cambios conductuales sustantivos para potenciar los cambios académicos necesarios en los estudiantes.
  4. el novedoso concepto educativo utilizado en la institución requiere de un periodo de maduración y de consolidación que urge a la participación y al trabajo continuado.
  5. las nuevas herramientas tecnológicas requieren de su uso eficiente de manera tal que su impacto en el proceso de aprendizaje sea notorio y positivo.

Y es que el Tecnológico de Monterrey, mediante su modelo educativo se orienta a la formación de profesionales con capacidad de liderazgo e innovación, con capacidad para aplicar los conocimientos científicos a problemas concretos de la vida, con criterio para tomar decisiones y para llevar a cabo acciones racionales; sin olvidar el matiz ético que subyace a todo este proceso.

La instauración del modelo educativo implica el rompimiento de un paradigma añejo y pandémico, el de la educación centrada en la enseñanza por un nuevo paradigma de la misma, donde el protagonista principal del proceso de enseñanza aprendizaje es el alumno. Dado que el aprendizaje es la clave de los modelos educativos centrados en el estudiante, es muy importante gestionarlo; lo cual implica reconocer formas claras en que esto puede lograrse. Es decir, el aprendizaje se ve como una actividad que los estudiantes realizan por ellos mismos de manera activa, y no como un evento “esotérico” que les sucede como resultado de experiencias de enseñanza (Zimmerman, 1998). De aquí pues que la autogestión del aprendizaje se refiere al proceso auto-directivo mediante el cual el estudiante transforma sus habilidades mentales en destrezas académicas relacionadas con las tareas. Por eso entonces, puede decirse que el modelo de la autogestión del aprendizaje en ambientes educativos centrados en el estudiante, encaja adecuadamente en la caracterización de los logros y el estado actual de la implementación del Modelo Educativo del Tecnológico de Monterrey (MET).

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* El maestro Góngora es investigador de la Dirección de Investigación y Desarrollo Educativo del Sistema y forma parte del equipo que coordina el Seminario de Investigación Educativa.

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