Los valores centrales de la nueva era

Por Marisa Martín*

El Tecnológico de Monterrey acaba de celebrar en septiembre de este año el Segundo Encuentro de Etica y Sociedad y el Segundo Congreso de Formación Social y Programas Comunitarios, eventos ambos, que reflejan el interés de la institución por fomentar en la vida académica la dimensión humanista.

La cuestión de valores, la ética y el compromiso social han saltado al centro del escenario internacional en todos los ámbitos y de forma muy especial en el ámbito educativo pasando a ser un tema de reflexión permanente. Estamos viendo como los principios que sostenían el mundo en la era pasada se desvanecen, a la vez que un nuevo sueño está captando la atención de todos los habitantes, sustentado por una visión de futuro más apropiada para la siguiente etapa del viaje humano en un mundo cada vez más intercomunicado e interdependiente.

Este sueño es una nueva conciencia global que se extiende más allá de las fronteras de los estados nacionales y de donde emergen los valores centrales de la nueva era. En la época anterior, el sueño de la libertad estaba ligado a la individualidad, la seguridad se buscaba en el aislamiento, en la “no dependencia”, en la autosuficiencia. Esto nos hacía menos vulnerables a las circunstancias fuera de control.

La nueva era difiere esencialmente de aquellos sueños, hoy la autonomía se gana en la inserción, en la interdependencia, en las oportunidades que tiene una persona de relacionarse con otras comunidades. Aquí radica la esencia de una vida plena y significativa. La inclusión es la que proporciona seguridad en la pertenencia , no en la independencia . El gozo profundo está en el disfrute de la diversidad y en el pluralismo cultural. Esta es una misión más cosmopolita y menos territorial, una misión que en la que las relaciones no sólo dejan espacio a las diferencias étnicas, sociales y culturales, sino que las promueve. Estas diferencias básicas son cruciales, suponen un giro radical en el concepto de persona y su relación con y en el mundo. Este giro se está dando en el Tecnológico de Monterrey y ha quedado explícito en la declaración de la Misión 2005, donde el actual rector del Sistema declara:

“ Tengamos en cuenta que ante todo queremos formar personas que se sientan comprometidas con su comunidad, que trabajen para mejorarla, que sean los agentes de los cambios que nuestro país necesita para que nuestra sociedad sea más desarrollada, más justa y más libre ” (Rangel, R., 1996).

Queremos que nuestros alumnos se lleven de su estancia en la Institución, no sólo la competencia profesional al más alto nivel, sino proyectos de vida personal menos individualistas y más proyectados a la comunidad, más expansivos, más ligados al bienestar del planeta y de sus gentes.

* La doctora. Marisa Martín es Directora de Investigación y Desarrollo Educativo de la Vicerrectoría Académica