Pertenece a la generación más reciente de arquitectos contemporáneos de México. Ramírez Vázquez comenzó su labor profesional en el Comité Federal de Construcción de Escuelas de México y en el Patronato del Distrito Federal (1949). Participó con Álvarez Espinosa, Torres Martínez y Velázquez en el diseño de la Escuela Nacional de Medicina en la Ciudad Universitaria (1953) de México D.F., para proyectar un año después junto a Rafael Mijares la Secretaría de Trabajo y Previsión Social. En este último trabajo destaca el estudio de los aspectos funcionales y circulatorios, así como las potencialidades del sistema de cimentación flotante. A partir de 1955 construyó junto a Félix Candela y Javier Echevarría los conjuntos de mercados, en los que desarrolló una tipología que retomaba elementos de la tradición mexicana. En 1960 acometió las obras de la Galería de Historia en Chapultepec, en colaboración con el escultor José Chávez Morado y el museógrafo Julio Prieto. La trama de este edificio está dispuesta en función del tránsito continuo que ordena la exhibición didáctica, con una rampa helicoidal que rememora la solución del Museo Solomon Guggenheim de Frank Lloyd Wright en Nueva York. Este diseño circular se encuentra también en las trazas del Museo Fronterizo de Ciudad Juárez (1962), mientras que en el Museo de Arte Moderno (1964) el interés se centra en el manejo de los espacios externos como incitación al ingreso.
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En su obra más relevante, el Museo Nacional de Antropología e Historia (1964) en el parque de Chapultepec, destaca el planteamiento de recorridos acotados que potencia la fluidez y transparencia de los espacios. Tras participar en las tareas del Comité de los Juegos Olímpicos de México, que incluyeron las obras del Estadio Azteca (1965), acometió proyectos destacados a nivel internacional como el Museo de las Civilizaciones Negras de Dakar (Senegal, 1972), los edificios gubernamentales en Dodoma (Tanzania, 1975), o la embajada de Japón (1975), en colaboración con Kenzo Tange y Manuel Rosea. También cabe mencionar sus obras para la nueva basílica de Guadalupe, junto a Benlliure, García Lascurain, Chávez de la Mora y Schoenhofer, en 1976, que señalan la culminación de una trayectoria arquitectónica de gran relevancia en el panorama contemporáneo mexicano.
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