El profesor en ambientes virtuales

Entrevista con el Dr. José Escamilla*

Director de la Maestría en Tecnología Educativa

*Concedida a la Lic. Matilde Cantú el 22 de febrero del 2000.

Antes que nada, queremos agradecerle que nos haya recibido y que podamos conocer de usted, como Director de la Maestría en Tecnología Educativa, la experiencia de los profesores en su papel de tutores de grupos virtuales.

En primer lugar, quisiéramos que nos hablara usted de las ventajas que ofrece la comunicación virtual en el ámbito educativo

Hay muchas ventajas, en mi opinión. Una de ellas es precisamente que la comunicación se da por escrito y que es asincrónica, es decir que no se da en el tiempo real. Si eres un alumno que no podría contestar tan rápidamente en el salón de clases, esto te da la ventaja de que tienes tiempo para pensar lo que vas a contestar. Puedes ir a consultar tus libros, tus notas y sobre todo revisar lo que ya redactaste antes de enviarlo y estar seguro de que lo que estás enviando es lo que realmente quieres enviar. Por eso también se espera que las aportaciones sean de mayor calidad. Otra ventaja es que al trabajar por escrito, eso hace que los alumnos estén ejercitando habilidades superiores de procesamiento de información que las que haríamos si lo estuviéramos haciendo en forma oral. La comunicación escrita es más difícil que la oral.

La otra ventaja es el anonimato. Hay alumnos que por distintas razones personales prefieren tener educación a distancia, virtual. Por otra parte, no tienes que desplazarte del lugar donde estés. Si se ofreciera presencialmente, tú tendrías que venir a una ciudad a estudiar una maestría y dejar tu vida en el lugar que ahora te encuentras. Desde el punto de vista de nosotros también tiene ventajas porque puedes llegar a una mayor cantidad de alumnos.

En contraparte, ¿Qué clase de problemas enfrentan quienes participan en un grupo virtual?

Pues son varios, pero uno de ellos muy importante es que se depende esencialmente de la tecnología. Por ejemplo, un alumno presencial que lleva su curso con plataforma tecnológica, puede seguir trabajando aunque se presenten problemas con el servidor. En el caso nuestro, todo el trabajo es a través de la computadora. Así que cuando falla el servidor, o se tiene cualquier otro problema con la tecnología, el alumno se atrasa mucho y lo que es peor, se empieza a desesperar y a sentirse frustrado de tener que trabajar así.

También está el lado de capacitación. No siempre los profesores nuevos manejan bien las herramientas y menos en el caso de los alumnos. Aunque, y esto tal vez sería otro rubro, también tienen mucho que ver las actitudes o habilidades tanto de alumnos como de profesores, pero sobre todo de los alumnos porque llegan de trabajar en un salón tradicional a un salón de clases no tradicional. Entonces para ellos es un impacto muy fuerte y sufren una crisis en la que hay un periodo de negación. La gente sufre una depresión ocasionada en este caso por tener que vivir sin la presencia física del maestro y vivir en interacción con otros alumnos.

¿Y qué sucede con el profesor o tutor?

Bueno, él también sufre un "shock" pero como en general son menos profesores que alumnos, pues se habla poco de ese "shock". Sin embargo, aunque tenemos tendencia a pensar más en los alumnos que en los profesores, las condiciones son similares.

Los profesores que vienen del Tec no tienen muchos problemas con tecnología pero sí es un problema para ellos a lo mejor el tener la ausencia física de los alumnos. También puede ser que a veces se desesperen de no poder hacer las cosas más rápidamente, como hablar con una persona 5 minutos y le toma "x" número de correos electrónicos que tienen que enviar. Aparte, tienen que ir aprendiendo una forma de hacer que sus comunicados sean más precisos y lo más claros posible. Yo creo que esa es una habilidad que hay que adquirir: cómo escribir las cosas con mucha precisión, ya sea en correos electrónicos o en páginas web.

Otra cosa que nos toca mucho en este ambiente, es hacerle al psicólogo en el sentido de que los alumnos tratan de recuperar esa relación afectiva que se da en el salón de clase entre ellos y el profesor. El problema es que tratan de recuperarla en las mismas instancias y claro que no es la misma relación. La relación afectiva del salón de clases se desarrolla en forma natural, sin que haya necesariamente actividades extras. En cambio, en los ambientes virtuales los alumnos de nuevo ingreso, incluso los maestros, sienten que la computadora es un medio muy frío. Entonces hay que reconstruir esas relaciones afectivas para que los alumnos no se sienten como si fueran un número más, una cuenta de correo electrónico más. Muchas veces lo que buscan no es que les resuelvas ningún problema sino simplemente que seas más empático, que los escuches, que entiendas lo que ellos están sintiendo y que te pongas en sus zapatos. La importancia de todo esto es que si encuentras la forma de facilitar un poco esta comunicación, entonces todo mundo sacará más provecho de ese proceso. El alumno entiende que eres un ser humano, que no lo estás considerando un número más y que tu función en todo caso es llevar adelante el curso.

¿Podemos entonces decir que tiene limitaciones utilizar la comunicación virtual para propósitos de aprendizaje?

Bueno, sí, sí hay limitaciones. El medio es limitado. Para empezar, en general el medio es texto, aunque puedes de pronto encontrarte con gráficas cuando alguien se toma el tiempo de hacerlas. Pero en general no es lo mismo que "garrapatear" algo en el pizarrón o en una página. En el caso de nuestra área, la comunicación tiene mucho que ver, y aquí cuenta mucho la forma de enviar los comunicados. A veces el alumno malinterpreta lo que tú le dices. A lo mejor, aunque no sea intencional, se puede sentir agredido con alguna expresión o alguna frase que tú utilizas y entonces te reclama. Si aparte le vuelves a contestar con otra agresión, pues ya prácticamente no se puede seguir trabajando. Entonces aquí lo importante es deshacer la agresión, aunque no la hubiera realmente. Es tan sencillo como decir yo quise decir esto, tú qué entendiste y qué entendí de tu respuesta. Y ya con esto, seguramente se resuelve el problema. Todo esto se debe a que en la parte textual es fácil prestarse a malos entendidos. Todo lo que se escribe es como una ley desde el momento en que está escrito, por eso hay que tener mucho cuidado.

Hay otra cosa que no se puede hacer por la computadora: lo kinésico. Aunque sí hay software que te permite modelar o dar indicaciones por medio de una animación, realmente no puedes hacer movimientos por la computadora. Y la facilidad que te da el lenguaje oral, de repetir y decir cosas de manera no estructurada, en un correo electrónico se ven muy mal. Aquí tienes que tomarte el tiempo de hacer las cosas con más cuidado.

¿Qué tan grande puede ser un grupo virtual para aprovechar al máximo las cualidades de un facilitador?

Creo que depende del diseño instruccional que se haya hecho. En la Universidad Virtual del Tecnológico, tenemos grupos muy grandes. Por ejemplo, hubo un grupo de 650 alumnos, que impartimos entre dos profesores. Por eso tenemos una estrategia de trabajo en la que involucramos a tutores. Nos dividimos el trabajo entre profesores titulares y profesores tutores y cada cual toma un grupo de 30 alumnos y es nuestra función atender a ese grupo. Sin embargo, para el diseño que hicimos en el curso de Uso de las Tecnologias de Informacion para el Aprendizaje a Distancia, que se ofreció para alumnos del Tec y de la UBC, encontramos que un número óptimo sería de alrededor de 15 alumnos por grupo tutorial. Entonces, un maestro tiene asignados dos grupos de 15 alumnos, y con ellos interactúa.

Ahora, ¿de qué depende el número de alumnos en un grupo tutorial? Yo creo que depende del diseño. Lo que tienes que ver en el diseño es qué tanta interacción va a haber entre los alumnos, qué tanta información se va a dar, porque esa sería la restricción más importante. Tienes que cuidar la sobrecarga de información ("information overload"). Esto significa que si tienes un grupo de discusión con muchos alumnos, digamos 100 alumnos, con leer 3 de las participaciones de cada uno, ya tienes 300 participaciones. Esto sería una locura. Pero leer las participaciones de 15, serían nada más 45. Entonces, entre 15 es más fácil que se empiecen a conocer entre ellos y que haya la oportunidad de debatir y para ti como moderador del grupo, pues tienes el tiempo suficiente para atenderlos.

¿En el programa de UBC cómo se identifica la figura del facilitador?

Nosotros tenemos, tanto en los cursos de UBC como en otros cursos, la figura del profesor tutor que actúa como un facilitador del proceso de enseñanza-aprendizaje. Es un guía, es un profesor, a veces también es un consejero, pero sí, en el diseño está contemplado que el profesor sea un facilitador. Por ejemplo, ser moderador en los grupos de discusión es una de las actividades que están contempladas, aunque la tendencia es ir hacia la autorregulación del alumno, a no intervenir demasiado por parte del tutor.

¿Algo que quiera usted agregar acerca del papel del profesor como tutor?

Sí, quisiera agregar que algunos profesores se sienten ofendidos o impactados con este cambio de rol. Yo creo que el cambio de rol del maestro le ayuda a hacerlo más importante pero a la vez lo hace más difícil. Es decir, es un reto que todos debemos aquilatar. También creo que las cosas no son en blanco y negro. Yo no creo que pueda haber un profesor cien por ciento transmisor y el profesor totalmente ausente y el grupo totalmente regulado. Hay matices de gris y esos matices van a depender del tipo de curso, del contexto, del número de alumnos y de los objetivos que se daban cumplir. Debemos ser lo suficientemente flexibles y con premeditación escoger con qué matiz de gris queremos trabajar en un grupo y con qué contexto. Debemos llegar a la posibilidad de cambiar nuestro rol como maestros, como facilitadores en este caso, dependiendo del grupo de alumnos que tengamos.

Muchas gracias, Doctor Escamilla.