Mito 5. EN EL REDISEÑO EL ALUMNO SE PONE SU CALIFICACIÓN

Concepto correcto: En el rediseño el alumno evalúa su proceso de autoaprendizaje.

Una cosa es calificar el aprendizaje de conocimientos y otra evaluar el autoaprendizaje.

La calificación es un recurso utilizado por el profesor para dar a conocer el grado o nivel alcanzado por el alumno en cuanto al aprendizaje de conocimientos. La evaluación del autoaprendizaje, en cambio, se enfoca preferentemente a analizar el adelanto que el alumno logra en la adquisición del conocimiento y de las habilidades que se desarrollan en el autoaprendizaje.

En el rediseño, la calificación sigue siendo responsabilidad del profesor; sin embargo, éste puede, si así lo cree oportuno, invitar al alumno a que también él se califique. En cambio, en la evaluación del autoaprendizaje el alumno es quien mejor conoce el grado en que ha desarrollado su autonomía, su pensamiento crítico, su capacidad para analizar y resolver problemas y, en general, su responsabilidad con respecto al autoaprendizaje. Por eso, la autoevaluación pasa a ser una de las actividades más importantes en el rediseño; y el fomentarla, una de las principales funciones del profesor como facilitador.

Para que la autoevaluación sea eficaz, el profesor, dependiendo de la materia académica y de los objetivos específicos del curso, debe enseñar al estudiante en qué aspectos debe evaluarse. Debe, además, establecer los criterios o estándares a los cuales referir los resultados obtenidos. Estos criterios facilitarán al alumno comparar lo que ha logrado con lo que se espera de él, lo cual le permitirá conocer mejor en qué situación se encuentra. A este respecto, conviene que el profesor facilite al alumno una hoja de registro donde pueda emitir juicios sobre su situación en relación con los criterios previamente establecidos tanto por el profesor como colaborativamente por todo el grupo.

También se requiere que el profesor facilite situaciones en las que la autoevaluación pueda darse. Puede, por ejemplo, promover la reflexión sobre el proceso en una discusión o debate en el aula, viendo que se analicen aspectos relevantes del mismo y su relación con los resultados.

Para que la autoevaluación del alumno tenga mayor objetividad, es muy conveniente que se contraste con la opinión de sus compañeros y de su maestro.

Si el alumno analiza y evalúa su participación en el proceso de autoaprendizaje, tiene la oportunidad de valorar qué actitudes arrojan buenos resultados y cuáles no; con lo que podrá llevar a cabo un proceso de mejoramiento continuo.

El profesor, si así lo considera dentro de su estrategia educativa, puede incorporar a este proceso de autoevaluación el de auto- calificación del alumno, o de un alumno a otro dentro de un equipo, o el de calificación de un grupo a otro, pero siempre situando el proceso de autocalificación como subsidiario al proceso de autoevaluación.