El maestro es el que ama (y es amado)
Un maestro es alguien marcado por una actitud básica de amor, que se manifiesta, entre otras, en amor hacia lo que hace, en amor hacia quienes educa y, consecuentemente, es amado por ellos. Veámoslo brevemente.
- Amor hacia lo que se es y se hace : el maestro es por encima de todo, una persona vocacionada. Que ama con pasión su tarea y lo que a través de ella transmite. Escuchemos como lo expresa, vivencialmente, G. Steiner: “Siempre digo a mis alumnos: ‘Uno no transige con sus pasiones. Las cosas que voy a tratar de presentarles son las que más me gustan. No veo necesidad de justificarlas' (…) Lo peor de todo es desplegar una dialéctica de la excusa (…) Porque se trata de una apologética que nace de la vergüenza por las propias pasiones. Si un estudiante percibe que uno está un poco loco, poseído de alguna manera por aquello que enseña, es un primer paso. Quizá no esté de acuerdo; quizá se burle; pero escuchará: se trata del milagroso instante en que comienza a establecerse el diálogo con una pasión. Nunca hay que buscar una justificación”. En definitiva, el maestro es “alguien que goza de un aura casi física y en quien resulta casi tangible la pasión que desprende”.
- Amor hacia los alumnos. Según Platón, ningún “arte” se ejerce para bien del que lo ejerce. Tampoco la educación es para el bien del maestro: es para el bien del que aprende, del alumno. El maestro manifiesta un amor desprendido y gratuito hacia sus alumnos. Esta generosidad se expresa en última instancia en el momento de suprema recompensa que es el encontrarse con un alumno mucho más capaz que uno mismo, que llegará mucho más lejos, y quizá llegue a crear una obra que futuros profesores enseñarán.
Consecuentemente, este amor hacia los alumnos, en la medida en que es correspondido por éstos, los convierte en discípulos. Para ellos, el maestro es alguien de “quien se puede decir: ‘nunca llegaré a ser como él, pero me gustaría que, algún día, llegase a tomarme en serio'. Lo que, por otra parte, nada tiene que ver con la ambición, sino que es algo muy parecido al amor, al eros (…) Eso es lo que entiendo por maestro, aquel en quien hasta la ironía nos produce una sensación de amor” (Steiner).