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CÓMO
SE MODELO EL CARÁCTER Y LA PERSONALIDAD DE UN ESTUDIANTE
EN EL TEC
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Aprendizaje de actitudes y valores de manera extraacadémica
incorporado en la cultura institucional
Esta
forma de adquirir actitudes y valores está implícita
en todo tipo de relaciones e interacciones del estudiante con su
entorno institucional. Se trata de transmitir los valores y actitudes
que se viven en la vida diaria en la institución, que conforman
su cultura y deben estar presentes en los comportamientos de todas
las personas que laboran en el Instituto: directivos, administradores,
docentes, alumnos y personal operativo y, de forma muy especial,
en la persona del profesor.
Aunque estos aprendizajes no forman parte del plan de estudios,
la influencia que tienen en la formación del carácter
del estudiante ha llevado al Instituto a promover de forma intensiva
que en todas las dependencias se vivan los valores que se promueven.
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Aprendizaje de actitudes y valores de manera extraacadémica
formalizado en programas institucionales
En
esta categoría están las actividades extracurriculares,
orientadas directamente a la formación del carácter
del estudiante, ofrecidas por la Dirección de Asuntos Estudiantiles,
cuya misión es fomentar las siguientes cualidades humanas:
-
Aprecio
por los valores culturales, históricos y sociales de
su comunidad y de su país.
-
Liderazgo
comprometido con el desarrollo de su entorno.
-
Cultura
del ejercicio físico como un medio formativo.
-
Trabajo
en equipo.
Para cumplir
con estas metas las opciones que se ofrecen a los alumnos son:
- Participar
como protagonistas en actividades artísticas, deportivas
y culturales.
- Participar
en grupos estudiantiles y sociedades de alumnos, en los cuales
se promueven eventos culturales. Estos grupos funcionan como
nexo principal entre los alumnos y las autoridades académicas.
Merecen
también especial mención las actividades que promueve
la Dirección de Formación Social y Programas Comunitarios
del Sistema. Esta Dirección tiene como objetivo desarrollar
en los alumnos el compromiso con la comunidad a través de
programas orientados al desarrollo social, económico y educativo
de comunidades marginadas y de actividades de apoyo a instituciones
de asistencia social.
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Aprendizaje de actitudes y valores de manera académica
A
este grupo pertenecen aquellas actitudes y valores que el profesor,
de manera intencional y explícita, integra a los objetivos
del curso. Ampliar los objetivos académicos y enriquecerlos
con objetivos formativos, es una característica del modelo
educativo que debe estar presente en todos los cursos.
Dependiendo del ámbito que el profesor desee desarrollar
en el alumno, las actitudes y valores pueden clasificarse en tres
categorías, que requieren para su desarrollo actividades
diferentes:
-
Desde
la perspectiva del alumno como individuo, se busca configurar
un estilo de vida ético que impregne e inspire todas
sus actividades. Las actitudes y valores que se fomentan, van
integrándose a la personalidad y a los hábitos
del estudiante durante el proceso de aprendizaje y forman parte
de las normas y conductas que el profesor y los estudiantes
determinan al principio del curso.
-
Desde
la perspectiva del alumno como persona que se desenvuelve en
sociedad, están las actitudes cívicas y sociales
que deben caracterizar su forma de relación tanto en
su entorno profesional, como social y familiar. Algunas de estas
actitudes se refieren al logro de una conciencia colectiva manifestada
en el respeto a las normas que rigen la convivencia pacífica
y democrática. Las actitudes y los valores implícitos
en este tipo de relaciones se incorporan al proceso de aprendizaje
a través de las actividades colaborativas. En ellas se
busca que los alumnos trabajen en grupos organizados, de acuerdo
con criterios de participación democrática, y
enfrenten los problemas de convivencia y de trabajo que la vida
escolar les genera.
-
Desde
la perspectiva del alumno como futuro profesional, se busca
formar profesionales éticos que, además de poseer
un alto dominio de la ciencia y de la tecnología en la
que se están formando, reflexionen sobre las consecuencias
sociales, políticas y económicas de su aplicación
y tengan oportunidad de ejercitar la toma de decisiones basada
en principios de desarrollo humano sostenible. Estas actitudes
pueden fomentarse a través de procesos de reflexión
sobre los contenidos de un curso.
A
través de estas reflexiones se favorece la formación
de juicios y la toma de decisiones con sentido ético, en
un intento por reconciliar e integrar ciencia, tecnología
y ética, que se han movido en la universidad por discursos
diferentes. En este proceso la ciencia se convierte no sólo
en objeto de estudio, sino también de reflexión ética.
La dimensión ética en el ejercicio profesional debe
impregnar todos los comportamientos y actos del egresado del Tec,
y puede fomentarse en las aulas a través de estudios de casos,
solución de problemas reales, desarrollo de proyectos, actuación
de papeles, simulaciones y otros medios.
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