Categoría: alumnos de posgrado, profesores y empleados
Tercer lugar



"Desiertos mundos"

Martha Elena Moreno Barbosa
Campus Guadalajara



 
 

Odisea por hadas

                        Dedicada a la Catarsis de los treinta

El tiempo se encogió
se fue por el agujero de mi bolsa en la falda de infancia.

Lo oí con el ruido de un caer
entre la rendija descubierta a la vida
y el cauce sin ruido por los caminos de juegos
                        en su Blancanieves sin bebeleche
                        y las muñecas de tantos tenerme
con los diez sueños
            al morirse el ratón de la inocencia
            y al Santa Claus envuelto en ojos de mi padre.

El tiempo se llevó las eternidades
                        -el segundero corre en carrera de cien metros-
me trajo el arruga de experiencias
y el enmohecido de corazones abiertos
            por amar tener otros juegos
            a la pasión de manzanas y chocolate.

El hada desapareció
me dejó con mil sueños
            de no saber cuál de ellos dormir
y el alma de una infancia por despertarse
                en los treinta respiros.




La otra cara de la luna

Eva sola, se entregó como si se
expiara y empezó la caza del equilibrista
para salvar su soledad
―Del cuento “Crisálida”, por Luis Miguel García―

El destello comió caricias aperladas hasta que la arruga perdió la otra cara.
La mano no tocó el reflejo
y la lengua quedó en la punta de sábanas:
            blanca y negra de alientos quemados,
Se cepillaron las miradas
            los otros ojos vieron la nostalgia.

El amor finalizó el aroma de noche
y las venas no tocaron oscuridad
solo palpó el veneno desmaquillante:
    Juventud de este rostro.

La cabellera amante huyó
al ritmo de estragos a sus tantos venus:
¡Pobre luna menguante llamada Eva!
Se quedó rota en su espejo soledad
                        QUIESCENTE.


Marimboleo
I

Cada uno llora su ritmo
se golpea su madera en do nostalgia
y la nota cae redonda en el vacío
con el melodrama de su mirada
que encierra el fantasma:
            melancolía del aire.
No se escucha al sol
en la noche de este viento ausente
como si dos sintonías
en unísono
            al perderse.




II


Yo no sé a donde el viento
que encierra llantos y envuelve al pasado
y lo coloca en el paralelo de cantos amaderados
como en cada nota la vida
como si la edad en su solfeo
de maldad que me habla el corazón
hasta que llueve la música
y escupe la tristeza de su árbol.

Yo no sé a donde el viento, insisto
como el quejido en cada golpeteo
hasta el silencio.


Sembradío guachimontón

Ya el árbol se quita el sol
regresa a donde su raíz, a enterrarla
en una tierra mojada por una década
de arena donde el pie olvidará al Tule.
Habrá que renacer otra Jacaranda nostálgica,
donde le haga falta la lágrima de otra noche
y la vida
            y el agua que ya es sequía al alma.

El tronco perdió su dedo
o lo escondió entre el huipil
como la flor que no tuvo occidente
¿Cómo no apuntar el plantío en mi cordón?

La tierra del pacífico no tiene tejidos,
no huele arbología
ni reverdece pasados de capas circulares
            o arqueologías de mis tipos..

Ya como la hoja al viento
a olvidarse con tanta lluvia
hasta oler a tierra:
            mojada de otros sueños.


Palabra al aire

Esparciré la mirada a otra manecilla
a donde mi paso ya no sea más polvo
y el pie congele el sonido de otra roca,
estancarme en monolito al viento
            y ser Didxa´ lu bi.

Mi ojo volverá a ser asfixiado,
                      sin descanso,
entre letras de otras manos.

Qué congoja no ser aire
y ser más tierra que raíz,
sin Lyobaa en mi propia soledad.
Volveré a donde el tejido
y me quedaré sin la palabra
                       ausente de mí.


Xarape y Leite

Me consume el soliloquio bebido
hasta sumirme en el unicelático amor.
Y derramo mi boca
                      quedar nada de tientas crema,
    ni el humo de tu hueso
    ni la gota espesa.
Tu aroma se ahogó en mi labio.

Todo el cuerpo
como el chantilly al perder forma que se araña el beso frío
            y mi boca urgió mi lengua
            y mis tres dedos tu oreja
y vaciarte
            quedarte desierto
            con olvido
                        Ya desocupado por beberte.


Piñatada

Mujer deseada,
traicionada  por el golpe que te busca el alma.

Mujer de corazón afrutado:
          oculto, desconocido, anhelado
con la sonrisa y el grito hasta abrir el cuerpo.
Tu vestido queda desgarrado al vaivén del vivir.

Mujer de barro de dios
con la vértebra rota de algarabía
y el canto por resucitarte hasta el último respiro.

La soga detiene el desborde por tu vida.
¿Por qué el niño olvida a la vuelta tu sufrir?

Te veo con las garras por aferrarte a un cielo,
                        como la mujer idolatrada en la costumbre
                        como la mexicana que calla.
La vida, al final,  te romperá en pedazos.


Cactusiano

Abrazas el desierto con tus manos temblorosas
y cubres la piel punzada a la mirada azarosa del hombre
mientras tu interior comió tres soles.
¿Podrás quemar más que las dunas con tu vida guardada?

Levantas la historia en tu porte mexicano,
a pesar que el país te ha olvidado la raíz indígena
y ha dejado el fruto solitario a otros deseos.

Allí te esperas,
para no ser abandono de este cuerno de abundancia



Israel en su mirada

Quiero que pase el día
para saber el rostro sobre la historia
y olvidar el muro y sus lamentos.
           Tres tiempos
           Tres vidas
           Tres olores comidos
y otros tres siglos con el hambre a su tierra.

Quiero sostener la sonrisa
pensar en la mano que no derrama el vino de una última cena
y no muere con el pan en boca de Judas Izcariote.

Quiero atravesar la frontera de la cruz
y cambiar el INRI  en la frente
por cuatro polos en un mundo.
                      SUEÑO.

Estropajo

Has sido la mano que roba los olvidos
y las dietas no mordidas de tentación,
estropeadas con caricias pasteladas.

Buscas la espalda negra para resbalarte, pasear otros pasados
y tallar las pláticas abnegadas sobre el vestido de noche.
                      No se comió hasta terminarse la sombra
                      y secarse la sed con las siete últimas gotas.
Quedas en baile con arriba, abajo
un paso adelante,
                        hasta hacer un latido de burbujas
que desquebrajará el llanto y la caloría no quemada.

Si limpiaras el alma como a la carne no consumada
ya hubiera puesto mi homoplato
                                  sobre tu palma.


MAGREB

Me viene su nombre
con la voz de timbre desierto
que llama en seco su berebere
                         tom – tom – tom
lejano el silencio se arrastra
como palabra en un sueño
perdida al lado donde se acuesta el sol.

Se aparece en mujer de arena:
                                       ¿negra de comerse tanta noche?
con las manos descubiertas al sol
                                                 quemadas de sedIMENTO
Los ojos se le quemaron o se le estrellaron
por buscar la cabeza azul del hombre.
Se vino el cielo plateado
           hasta descobijar las dunas de su cuerpo.

Magreb
           el nombre
           el hombre
           la mujer vestida de gasa     
amaneció sobre mis huellas.



XXII Concurso de Creación Literaria del Tecnológico de Monterrey