| A mis horas I He visto caer la rama y el fruto y el árbolen el preciso instante en que mis hojas
 y una cigarra  se aleja sin todavía decir
 sin  escuchar mis caídas
 mis próximos combates
 Ese hilillo que tiendes
 y a veces evaporo
 y el vacío rumia hojas
 mi yo caída y el tronco          y mi vacío
 en procesiones cabalgándome
 engullendo el resto de mis ojos
 ya prestos
     a no verY el vendaval sentido en mis espaldas
 Y la noche      casi  la noche.
 
 
 
 II Regresando del día que no tuvede los cables caer
 en mi  cintura provocando cortocircuito
 desangrando tensión en los enamorados árboles
 de asomadas a la caída de mis cabezas
 No adelantes tus pasos
 ni juegues la última ficha de salir al escenario
 Restaura tus rugidos de agua potable
 Inaugura el ventarrón de voces
 cuando un  silencio hace miedo
 en  mi cuarto
 ah, un soplido de estoy llegando
 la luna hace piruetas en tus ojos casi cerrados
 ah, si un “te regalo los días que llevo en la mano”
 abro las ventanas       el tiempo
 y recuerdo que una vez      un pedacito de vez.
 
 
 
 Elegía sin elogios El tiempo son balcones  caídosen  ventanas tuertas o cruzadas de brazos
 y una escalera donde esconderme
 de las  horas lloviendo vacío
 La ciudad tiempa de verde en  mustio
 en susto
 al candil  arrollador
 por  un amanecer atardecido
 en la mar        donde
 huelgo de mí
 huelga mi piel cual sábana
 arrollada  en su memoria
 que es un músculo en caballetes oscuros
 Perdón por la mala suerte
 sus columnas
 sus leguas
 de tristeza
 El tiempo casi roza fotografíaincubada  en llegares
 salidas
 regreso
 para  adorarle descanso bajo mi pie
 bajo mi pulso
 ensartar olas  a la orilla del
 otro regreso¿donde acaso morir?
 y remarle una mejor ventura.
 
 
 
 Elegía a mi abuelo          en la mejilla pálida de su infanciaCon vitrales opacos
 Rotos de ver pasar luz sin  ser la luz
 transeúnte desde su cama hasta la avenida
 que él gobierna a pié
 Para que ustedes apaguen motores
 y surjan sus pinceles de apartar el aire
 remolinos
 y el  andar y andar de reverencias
 sin alerta a rugidos de miedo
 sin avisar a los contenes allá voy
 yendo de escalón en casa sobre gotas de una brocha
 escanciada  en su corbatilla
 en el  sombrero que vuela
 mano  alzada al pincel
 solo         sin despedidas
 solamente para irse.
 
 
 
 Elegías a mis memorias   II Manzanillo el de mis bocas caídas
 y un  señor mostrando sonrisa
 horizonteada en sus lomas
 de luces        de guiño en guiño
 cuando lechuza posada
 como paño  en el puntal alicantino más alto
  Y se escurre  un pavor desde sus hombros hasta el epicentrodonde  piélago desparramado
 sobre  piélago
 rastrea inocencias
 de un recuerdo de olas a mis pies
 Y yo tan pequeña burlando  ancas de potroazorado        yo potra diminuta
 en la caída de  un día         y otro día
 sobre rocas movedizas
 Escucho del abrazo y quedo  lejosCasi escapada de  turgencias
 y un absurdo sopla mis venturas
 y las ventanas soplan silencios de aquietar
 y no vuelve el abrazo
 y un niño casi desnuda sus ojos
 por donde  el agua desborda
 mi  asombro
 caigo         como él        cae
 en la corriente
 de patio en patio
 hasta escampar.
 
 
 
 …de los  pensares en mí      elegías Esa del espantapájarosen la esquina de la puerta
 La que se parte entre yo y  yo
 Entre paradoja y paradoja
 La que espera a la otra
 La que la busca
 Pero sus pares craneales
 perdidos en la fuente
 de bautismos equívocos
 Pero el bufón clavado en sus  espaldas
 de aguanieve
 Pero su más continental  evasión
 donde un ritmo parte aguas
 reclamándole llegar al entusiasmo
 Esta de alfileres en las  banderas
 del  ojo de cristal        sin puente
 ni  balcones
 ni escenario      para morir
 de la vida.
 
 
 
 … de los pensares en mí     elegías Cuando  muerta     muerta y  mis lágrimas  son ojeras de vestir
 luna
 y  rayos de mí         cuando la noche
 en cobijas
 catedrales piernas  abiertas
 como  si parir fuera traer al desmemoriado
 los  demás rodeándole con ojos de más          con ojeras
 de marfil
 Por  qué un navío acerca sus vitrales a mi casapara extrañar  luz
 Por  qué engendramos  incertidumbre
 de naufragios y quedar en el anhelo
 Mi  hogaza despierta
 una ciudad remada
 y  los hombres platicando el pacto
 de no estar
 y  los hombres con la palidez rota
 en la frente
 demorando los designios de los vivos
 
 No mueras         y otra vez
 no
 en el aro donde arden      los códices
 mi pensar en mí
 su memoria
 De  una vez pierde las rutas sin los dóndes
 ni serenatas tardías
 en que   pudiéramos
 a punto
 morir.
 
 
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