Una voz
Detesto escucharme lejos
no desaparecemos
del deseo
de ese otro nosotros
sí
la arena nos llama…
Esos papalotes
Nuestra voz es
oleaje perpetuo de montañas
el sol preñando nuestro cuerpo
uno sobre otro mar de ímpetus
Hablándome me escondes
los granos ya nos perforaban
algunos sienten aquel viento
pero nunca volamos papalotes
En este cuerpo
hablando nos encontramos con la lluvia
mientras
nosotros a lo lejos
no permanecemos
Hablar
Hablar de cuando sueñas
y no me escuchas
perdida en el malabareo
el viento sobre los rehiletes
en serpentinas y humo
de aquella espuma
fuma
aquellas esencias
fumarola
en no esperanza
danza
ya no danza
porque sueñas
y no eres lo que me mantiene despierto.
Caricias
Se me ocurre alzar la mano
acariciar el agua que asemejas
aquella continuidad
es tu movimiento
Detenerme en tus ojos
pertenecer a siluetas
colocar ambos sueños
sin tus manos
me atrapas
Despiertas.
En la lluvia
Arden los capullos
el polvo desprende
los espejos de lluvia
que transforman colores
Arrebatan palabras y
resonancias perdidas
lejanas excéntricas
sentimientos no encontrados
no más de tres veces
coincidencias
que ya no repiten los espejos
en la lluvia
No encuentran los colores
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