"La evaluación representa un dilema, por un lado ha de apoyar a los estudiantes en la reflexión acerca de su propio proceso de aprendizaje. Y, por otro, el profesorado ha de emitir un juicio y otorgar una calificación." (Egon Moesby, 2001)

Principios que fundamentan una buena práctica de la evaluación del aprendizaje de los estudiantes

La evaluación del aprendizaje ha de fundamentarse en valores educativos.
Un proceso de evaluación no fundamentado en valores educativos corre el riesgo de convertirse en un proceso de medición más que en un proceso de mejora. La evaluación no es un fin en sí mismo sino un medio para el mejoramiento educativo. Los valores educativos han de guiar no solo QUÉ evaluar sino CÓMO evaluar.
   
La evaluación ha de partir de una concepción multidimensional e integral del aprendizaje que revele los logros de los estudiantes a través del tiempo.
La evaluación no sólo ha de dar cuenta de lo que el alumno sabe, sino qué es lo que puede hacer con aquello que sabe. Esto implica que, además de atender a los conocimientos, es necesario también atender a las habilidades, actitudes y valores que inciden en el éxito académico más allá de contexto del aula.
   
La evaluación resulta ser un proceso efectivo cuando se establecen objetivos claros y explícitos.
La evaluación es un proceso orientado a determinar la consecución de objetivos. Implica contrastar el desempeño de los estudiantes con respecto a los objetivos y las expectativas educativas que se derivan de la misión institucional y de las intenciones y objetivos educativos planteados tanto en un plan curricular como en un curso en particular.
   
La evaluación requiere atender tanto a los resultados como a las experiencias educativas que coadyuvan al logro de tales resultados.
La evaluación ayuda a entender qué condiciones favorecen el aprendizaje de los estudiantes. Conocer, por ejemplo, qué actividades de enseñanza-aprendizaje (bajo qué técnicas o estrategias didácticas), qué enfoques, procedimientos/técnicas de evaluación favorecen el aprendizaje del alumnado, posibilita mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje en sí.
   
La evaluación es más efectiva cuando es un proceso continuo y no tanto episódico.
La mejora educativa se hace posible cuando existen una serie de actividades coordinadas a lo largo del tiempo. Así pues, es preciso dar seguimiento, bajo una perspectiva de mejoramiento continuo, a la forma en que progresan los estudiantes a lo largo del proceso de enseñanza-aprendizaje.
   
La evaluación conduce a la mejora cuando se encuentran representados los diferentes actores de la comunidad educativa.
La evaluación no es un asunto que compete a un pequeño grupo de expertos; es una actividad colaborativa en la que intervienen los diferentes actores del proceso educativo. En el caso particular del proceso de enseñanza-aprendizaje: alumnado y profesorado. Es aquí donde cobran sentido y adquieren valor los procesos de auto-evaluación y co-evaluación.
   
La evaluación ha de tener sentido en aquellos aspectos que preocupan a la comunidad académica.
La evaluación ha de aportar evidencias confiables y útiles para la toma de decisiones. Esto implica considerar para qué y por quién será utilizada la información. No se trata de recopilar datos y devolver "resultados", sino de recopilar e "interpretar" datos que informen y sirvan de guía en un proceso de mejora continua.
   
La evaluación conduce a la mejora cuando es parte de una conjunto de condiciones orientadas a promover cambios.
La evaluación aporta valiosas contribuciones en aquellas instituciones en las que la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje es visiblemente valorado. En tales contextos, la información que se obtiene acerca del aprendizaje de los estudiantes es visto como una parte integral del proceso de toma de decisiones y de la búsqueda de una mejora continua.
   
Mediante la evaluación, el profesorado adquiere una responsabilidad con el alumnado y la sociedad en general.
La evaluación es una actividad determinante en el proceso de formación de los estudiantes al permitirles conocer aquellas áreas que son necesarias fortalecer en su proceso de aprendizaje para incidir así en un mejor desempeño profesional.
   
   
Referencia: AAHE Assessment Forum
http://www.aahe.org/assessment/principl.htm