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Pachuca es el corazón económico y cultural de la región hidalguense. Sus calles se adornan con fachadas blancas, maravillan y sorprenden por su estético orden.
Gracias a sus recursos naturales como el Parque Nacional El Chico, los Prismas Basálticos en San Miguel Regla, el Parque Nacional Los Mármoles, la Barranca del Río Moctezuma, las zonas arqueológicas de Tula y Xihuingo y muchos balnearios de aguas calientes en el valle del Mezquital, el estado de Hidalgo ofrece diferentes escenarios para el ecoturismo.
La capital hidalguense es el escape turístico para los visitantes que buscan paisajes de ensueño, cultura, naturaleza y confort. Una gran experiencia son los viajes carreteros para descubrir la Ruta de las Haciendas pulqueras, de las que destacan la Hacienda de San Lorenzo y la Hacienda de San Bartolomé Tepetates.
Bares, discotecas, restaurantes, turismo alternativo, campamentos, museos y teatros son algunas de las atracciones que descubrir.
En la gastronomía hidalguense, entre sus manjares más representativos están: mixiotes, delicioso platillo a base de carne de carnero, conejo, pollo, cerdo o pescado, todo adobado con salsa de chile ancho y morita y envueltos en hojas de mixiotl. Más exótico son los escamoles o hueva de hormiga, lo mismo que los chinicuiles o gusanos rojos de la raíz del maguey, fritos en mantequilla y acompañados de salsa.Los famosos pastes, son un tipo de empanada de harina de trigo rellena de papa, poro, perejil y carne o de frijoles preparados con cebolla y chile. El dulce no podía faltar, las palanquetas de nuez o cacahuate, el dulce de acitrón de naranja, las trompadas, las gorditas de pinole y el ungui de Hidalgo, pasta de miel de piloncillo, manteca batida, maíz molido, canela y anís
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